Nuestro taller

Les traigo noticias de la gestación de la revista. Estamos trabajando mucho, bien y todos, cosa no siempre fácil de lograr. Logramos generar un espacio de aprendizaje y laburo intelectual intenso. Pero percibo que esto se logró por una característica que en realidad ninguno se propuso, y que es el afecto. Es un espacio mágico donde las estudiantes, a corazón abierto, fuimos a compartir nuestro conocimiento. A cambio recibimos el triple, no solo ideas creativas, pensamientos profundos, y puntos de vista buenísimos, sino que nos mostraron sus tesoros, lo mas importante de su vida, que son los hijos, las esposas, las madres, las hermanas, ¡la suegra!, y a partir de acá ya nada puede salir mal. Todo es afecto, amor, cariño, tristeza, enojos, alegrías, debates, organización. Noelia (16 años) escribe un cuento de una indiecita que se escapa con su “enamorado”, el padre la mira con desconfianza, frunce el seño y todos nos reímos. Miriam plantea que “esta feliz de compartir con su hijo un espacio donde se pueda “no” hablar de lo judicial, ni de si esta comiendo, o si lo tratan bien”.

Se creó un espacio donde, por un momento, los muros se desvanecen.
En este taller hay un telar invisible, y la tarea es desanudar y volver a anudar, de forma mas creativa, las redes sociales. Julia.